EL OTRO PACO

No se si son casualidades de la vida, coincidencia o qué... Como ya expliqué al principio no se porqué decidí llamar PACO al alien que estaba queriendo quedarse en mi cuerpo y alimentarse de él grátis y si lo dejo me fulmina. Supongo que fue porque me resultó gracioso.
Casualidades de la vida, ahora os voy a presentar al otro Paco.


                                                   AQUÍ ESTÁ EL OTRO PACO.JJJJ

 Este fue mi compinche de habitación. "Un personaje". Paco tiene un problema de sordera. La comunicación con él solo es posible a base de gritos. Está sordo como una tapia. Al principio me costó cogerle el aire. Ya sabía cuando me había oído y cuando no...Si le hablaba, me miraba y sonreía es que no se había enterado de nada, por tanto había que chillar más.
Paco vive en Baños de Molgas un pueblo precioso, con un balneario impresionante y un río que divide al pueblo en dos,con unas riberas fantásticas. Además está muy cerquita del santuario de los Milagros, enclavado en una zona de unos paisajes impresionantes. Para los que no sois de éstes lares deciros que es el pueblo de Moncho Borrajo, que creo que es hijo predilecto del pueblo,no estoy seguro, lo que si sé es que tiene un museo en el pueblo dedicado a su figura como artista, trajes, maquillajes....
Paco es un señor con mucho humor. todos los días venía una sobrina suya que es enfermera y trabaja en el centro hospitalario a verlo, lo cuidaba que daba gusto, preguntaba a los médicos, le revisaba, comida, ropa, ducha...absolutamente todo. Paco es un hombre soltero y en nuestras largas conversaciones de hospital, hablábamos de muchas cosas pero sobre todo de como era su vida en Molgas y de sus aventuras por suiza en su época de emigrante. Él está jubilado y todos los días en el pueblo, me contaba que hacía la misma rutina, eso sí,  a la una tenía que  estar comiendo en casa de su hermana, no sin antes haberse tomado unos cuantos vinos en los bares del pueblo.
Por las noches me las hacía pasar canutas. !,madre mía que forma de roncar!! en mi vida había estado con alguien que resoplase tanto por las noches, hasta me daba la sensación de que las paredes retemblaban, parecía que un terremoto había llegado. Recuerdo una noche, fue horrible, desde las 10.30 más o menos que se durmió y hasta las siete de la mañana, no paró de roncar, no eran ronquidos, eran alaridos, era algo insoportable. Yo dormía siempre con los cascos puestos escuchando la radio, por más volumen que le daba a la radio, no había manera de librase de ese sonido tan estridente que te entraba por el tímpano y te recorría todo el cerebro, era como si un martillo  te golpease continuamente. Sus alaridos traspasaban las paredes de la habitación, creo que se escuchaban desde el fondo del pasillo.
Paco tuvo que ser muy mujeriego, como buen soltero, porque cada vez que una enfermera entraba a la habitación, se le ponían los ojos en órbita, a veces casi las desnudaba con la miraba. Una vez que iban de la habitación siempre me decía, "esa eche ben guapa, quen a pillara" a lo que yo respondía "Paco ti xa non estas para eso.jjj".
creo que el momento del día que más le gustaba era por la mañana a la hora de la ducha, porque le duchaban. Siempre salía de la ducha con  cara de felicidad, sonrisa de oreja a oreja.jjjj
Uno de los días que vino a visitarme Asun. Asun es  muy guapa, alta, con su melena larga y rizada. Yo ya me fijé que él no le quitaba ojo. Cuando se marchó, me dijo "e esa morena a do pelo largo quen é?". Unha amiga miña. Nada más responderle ya le pregunté "Qué pasa gustache, non?", porque xa me fixei que non lle quitaches ollo de encima". Gusta, gusta y luego siempre esbozaba una sonrisa de pillo.
Cuando ya pude levantarme, nos dábamos paseos por los pasillos de la planta, yo le decía, "Paco  ven que che vou a ensinar como é esta casa", siempre acabábamos al fondo del pasillo o en la sala de estar mirando a través de las cristaleras, para la calle. La verdad es que teníamos unas buenas vistas. Nos pasábamos bastante rato apoyados sobre las cristaleras mirando para la calle y las conversaciones iban fluyendo, unas veces del tiempo, otras de Suiza, de agricultura, política... de todo un poco. Le gustaba mucho conversar.
Desde la sala de estar  se veía el barrio donde vivo y aunque la estancia en el hospital no se me hizo muy pesada, no me llegaba la hora de coger el camino de regreso.
La cicatriz de su operación estaba tardando bastante en cicatrizar y yo siempre le decía. "Paco ainda ei de marchar eu antes ca tí", "seguro", me decía...y así fue. Yo me fui un viernes después de comer y él aún se quedaba allí, no se cuando le dieron el alta porque no volví a verle. Quedamos que un día iría a verle a su pueblo, pero todavía no he podido.

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