MIÉRCOLES 20 DE NOVIEMBRE

Habla el pasajero de la 720. Todo bien hoy ya nos levantamos. Un poco cansado ya que ayer a la noche...toda la noche tocó concierto de Ronkidos a cargo del solista Paco compinche de habitación. Hubo un momento que temblaban las paredes y las canciones eran un poco monotonas, nada de letra simplemente solos gargantiles.Por lo demás sin novedad en el frente.

La noche había sido dura, muy dura, no por los dolores, que nos sentí prácticamente ninguno, pero es que fue imposible pegar ojo. Los ronquidos del Paco yo creo que tuvieron que escucharse hasta en el centro de Ourense.
Como veis todos los días informaba a los que no podían ir a visitarme o estaba lejos y ellos lo agradecían, era una manera de sentirnos más cercanos.
Todos los días venía el médico a visitarme, las conversaciones no eran muy largas ya que él me preguntaba, como estaba  y yo le respondía que de momento bien, me levantaba la sábana, echaba un vistazo a mis vendajes y hasta el próximo día.
Ese día miércoles, el médico decidió que ya podía salir de la cama para sentarme en una butaca que teníamos en la habitación. Sobre las 11.30 de la mañana me levantaron y me sentaron en la butaca, la sensación fue un poco rara. Poco tiempo estuve sentado ya que al poco rato me empecé a sentir mareado por lo que pedí que de nuevo me acostasen en la cama y allí me quedé hasta que a la tarde si me volví a sentar y esa vez si que estuve bastante tiempo sentado sin  ningún tipo de problema.
También me dieron las primeras comidas sólidas, lago que agradecí, ya  estaba un poco cansado de comer vía vena..
Mientras estaba acostado el tema de la sonda prácticamente me olvidaba de ella, pero cuando te levantas te das cuenta de que es un inconveniente grande, estas unido a una bolsa, a la que tienes que llevar a todos lados y tener mucho cuidado, no vaya ser que se te suelte por que entonces tendrías que ir de nuevo a visitar los quirófanos. Es incómoda, pero es lo que hay, sobre todo porque la bolsa es muy grande, otra cosa es cuando te vas y te dan una más pequeña, que va atada a tu muslo, entonces la cosa cambia.
Las mañanas se pasan rápido. Las tardes no se me hacían muy tediosas, ya que desde temprano, comenzaban a venir amigos y familiares y ya nos poníamos a la faena de contarnos aventuras.
Ese día tuvo que hacer muchísimo frío, mirábamos por la ventana y era uno de eses días típicos del invierno ourensano, nieblas baja hasta bien entrada la mañana y luego sale el sol  entre las 12 y la una de la mañana.
Todo iba marchando bien, excesivamente bien y eso a veces aunque es un  buen síntoma, a veces tenía pensamientos de incredulidad porque, no me lo acababa de creer, pero la verdad es que al final me lo tuve que creer porque todo fue muy bien y eso hizo que mis ánimos tuviesen un subidón. Todos los días calculaba las posibilidades que tenía de que me diesen el alta, siempre pensé que sería el lunes siguiente, por lo menos una semana de hospitalización, no me gustaba mucho la idea de tener que pasar el finde en el hospital, pero habría que aceptarlo, era lo que había, cuando entras ahí ya no decides tú.
Ese día Ana no se quedó hasta muy tarde, yo ya la notaba muy cansada y quería que se fuese a casa para descansar, eran ya cuatro días llevando sola todo, los niños, las visitas al hospital y el cansancio se notaba en su cara. Por tanto hice todo lo posible para que se fuese cuando antes para casa para que estuviese tranquila y relajada, y así fue.
Después de unos minutos solos charlando de nuestras cosas se fue para casa y yo me quedé viendo la tele. Siempre veía la tele por la noche hasta muy tarde es una costumbre que tengo, si no tengo tele me cuesta mucho dormirme, cuando apagaba la tele me conectaba a la radio. Esa noche casi no conseguí pegar ojo y no fue por los ronquidos de mi colega Paco, simplemente es que me había desvelado.
También tengo que decir que me pasaba mucho tiempo contestando tanto al teléfono como a la cantidad ingente de wassaps , mensajes de texto y llamadas de feléfono de mis amigos de fuera de Ourense, cosa que yo agradecía mucho. Como siempre hubo muchas llamadas unas esperadas, otras que no contaba y otras de gente que extrañé, pero yo a eso no le doy ninguna importancia, el que no llama es simplemente porque no le apetece y eso hay que respetarlo también, lo mismo que al que llama o viene a verte.
Al final del día mi conclusión fue, otro día más que me he pasado aquí dentro, un día menos que me queda para irme para casa y comenzar la recuperación.
Habían pasado apenas unas casi dos horas, suena mi wassap y el mensaje se Ana es el siguiente.


Ana Diaz Torres
Angel Estévez Angel Vazquez





Uff!!! esto si que fue fuerte, se me hizo un tremendo nudo en la garganta y más de una lágrima salió rodando de mis ojos mejillas abajo, leí, volví a leer, releí... y cada vez que lo hacía el nudo se iba acrecentando y las lágrimas iban arreciando cada vez más. Por un momento todos mis sentimientos afloraron todos juntos como si de una revolución se tratase. Con ese tremendo sentimiento y la alegría de la sorpresa recibida cerré ,los ojos enchufado a mi radio. Esperando que pasase pronto la noche.





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